25-10-2019, 12:51 PM
Buenaaas chiques!
¿Cómo están?
Como primer post en este bello foro quería compartir un cuento que escribí hace un par de días;
Espero que lo disfruten
Gracias por leer!!
Faltó el after.
Es mejor (a veces).
Pagar la resaca en cuotas de varios días con interés no es un gran negocio.
Salgo del boliche muy manija, evito las miradas cómplices de mis amigos buscando estirar la noche, los conozco, siempre tienen un plan entre manos. Pero ya aprendí a manejar muy bien la habilidad de discernir el significado y las consecuencias de un ‘’rompamos la última birra’’ que siempre se termina yendo por las ramas.
Tomamos rápido un Uber, para evitar cualquier tipo de tentación, hasta alguna calle que nos quede cómodo a todos, el cerebro todavía bailando sin entender cómo pasan tan rápido las noches, y porqué en este momento todo suena como música electrónica.
Nos bajamos del auto y despido a los abrazos a los pibes. Los quiero mucho, son mis amigos desde que tengo 2 años y vivimos un millón de cosas juntos. Me emociono mientras pienso en eso y los veo alejándose abrazados rumbo al departamento de Manu para seguir la jodita un rato más. Me pongo a llorar estrepitosamente mientras camino, como en un jueguito de Sega interno, esquivando en la vereda un par de ancianas que me miran raro y cuchichean entre ellas. Si de algo tengo conciencia es de que tengo una tremenda cara de zombie lacrimoso pero, creo, no es para que las señoras de Reconcheta exageren tanto. Ellas van caminando muy lento con esa cantidad excesiva de maquillaje y joyas, pruebas contundentes como para declararlas culpables de estar yendo a la primera misa matutina del sábado.
En diagonal a esta maravillosa escena está mi bondi, el que me deja a dos cuadras de casa y eso es un placer enorme. Pero… también, si en una de esas me duermo y me paso termina a diez de la tuya.
Resignado decido pagar el boleto hasta casa, descubro entre las sombras de la esquina del fondo del colectivo un hermoso asiento libre. Me tiro en él como cuando me tiraba de bomba a la pileta de chico. Siento como mis piernas reviven, percibo y disfruto como pasa la sangre por mis muslos causando un leve cosquilleo, como hormigas que transitan por mis gemelos devolviéndoles vitalidad, después de estar siete horas bailando sin parar, mientras voy sintonizando a Cattaneo en los auriculares, una muy buena decisión.
Me pongo a mirar fotos tuyas, una muy mala elección. En estos momentos te extraño mil veces más de lo que te extraño siempre, me acuerdo de la suavidad de tus manos acariciando mi pelo y me desbordan las ganas de abrazarte, de hablar con vos, contarte cosas, añadiendo a todo esto que el bajón compartido se torna mucho menos dramático.
Me cuelgo mirando por la ventana y ya estoy entrando a Provincia, implícitamente decidí pasarme de parada para ver si en una de esas, por ahí, te cruzo. Qué bueno estaría eso. Se me pone la piel de gallina de sólo pensarlo.
Salto del bondi y saco un alfajor que tenía en el bolsillo. Me encanta el envoltorio, y ese fue el único motivo por el cual se lo compré a un vendedor ambulante. Es de un color negro eléctrico, metalizado, que refleja el sol en mi cara y un poco me asusta. Lo voy observando detalladamente mientras camino. ‘’Nativo premium’’ se llama, es uruguayo.
Y yo me pregunto… ¿Quién se cree que es?
Y no hablo del alfajor precisamente, que es obvio que le queda bien el título de Premium. Hablo del Épsilon flotante que te sigue cuando caminas. Veo toda esa magia rara y me deja enceguecido.
No puedo creer que esté justo frente a mis ojos. Estoy completamente emocionado y excitado. Si usaría anteojos esta sería una buena ocasión para sacármelos, limpiarlos con un poco de vapor de mi aliento y volvérmelos a poner. Me aclararía la vista y las ideas.
Pero no, no es el caso. Me encuentro, absorto, siguiendo ese destello por las calles de tu barrio..
Dobla en la otra esquina y todavía no lo puedo alcanzar.
Mientras pienso que las neblinas negras de las ciudades no oscurecen ese tremendo ojete que tenés.
Flameante, deslumbrante.
Orbicular, tanto que parece haber sido trazado por un compás..
Una soberbia y consistente figura geométrica ornamentada con pecas.
Y creo que precisamente de esa manzana fulgurante emana toda la energía que enceguece mis sentidos y me lleva, distraído, a prenderme un pucho mientras doblo en la esquina.
Diviso, a mitad de cuadra, tu casa color morado con rejas negras, dos ventanas semi cerradas y un timbre dorado que no sé si funciona, porque siempre está tu perro, Pancho, en el patiecito delantero y sirve como una imponente alarma.
Sonríe y saca la lengua jadeando, no porque tenga sed, eh. El es así. Un bruto simpático.
Me mira torciendo un poco el cuello, como hacen los perros cuando prestan mucha atención, escudriñando mi cara, tratando de desentrañar que me pasa. Me pregunta por qué se ven así mis pupilas.
Le respondo la verdad, estoy drogado y enceguecido. Es el único que me entiende en estos momentos y calles extrañas.
El perfume de tu jazmín que está en el patiecito no opaca ni en pedo el tuyo de brisa veraniega que el viento acercó amablemente a mis sentidos.
Es obvio que sos vos.
El albañil de enfrente deja caer la pala en el piso mientras de fondo suena un tema de Luis Miguel, y yo con el corazoncito en la mano siguiendo la aurora incesante que deja tu ojete. Va latiendo despacito cual techno a punto de estallar.
Por fin te veo entrando con una docena de facturas, pobre Pancho, lo ignoro totalmente, un huracán de palabras y de imágenes pornográficas vuelan por mi cerebro.
Me estás mirando con una carita que oscila entre el amor y la pena.
Pena porque estoy sudado y te vengo siguiendo hace nosecuantas cuadras.
Me das un beso que genera multitud de fórmulas uno corriendo carreras en mi cabeza, y muchísimas más en mi cuerpo.
Me invitas a pasar a tu casa, muy contenta y todavía impactada por la sorpresiva visita…
Piso el living y logro olfatear esa sensación.
Mm, no. Definitivamente no son las facturas. Es otra cosa. La siento en el aire, advierto la delicadeza con la que se posa sobre nosotros y nos va llenando.
¿Entendés de qué estoy hablando, no?
Me refiero a ese instante en el que dos personas van a tener sexo.
Lo disfruto mucho, me encanta la previa. Me lleno bien los pulmones, mientras te miro y pienso que sos la mujer más linda del mundo.
Te subís a la mesada y te corres un poco la bombacha. Siempre caigo en esa.
Más si me miras con esos ojos grandes, penetrantes.
Que mirada, por favor...
Te hago el amor despacio, lento, te garcho…
Pienso en disimular pero no puedo, estoy tan excitado y sensitivo que lloro, mientras siento placer como olas que me inundan y vos que te aferras, gimiendo, fuerte a mi espalda.
Cojemos como si fuera lo único que importa en el universo.
(De hecho en este momento es lo único que importa.)
Me miras, y te entiendo perfectamente, me seco las lágrimas y me acuesto en el sillón. No sé como hacés, pero me garchás con una furia y delicadeza que me excita mucho. Sé que eso te entusiasma, te pones como loca y te chapo con toda mis ganas. Acabas al toque. Esto también me calienta demasiado.
Todavía tu culo sigue emanando vapor de colores, como si se estuviese incendiando un arcoíris.
Afuera canta un pájaro al mismo ritmo que mi pija entra y sale de tu fuente inagotable de gamas cromáticas.
Vos gemís hermosamente, parece una canción escucharte acabar, una excitante y hermosa sinfonía para mis oídos.
Yo que creía que pasaba sólo en las películas pero es real que dos personas pueden tener un orgasmo a la vez.
La saco, apurado y te acabo toda la boca.
Mi leche, que ya no es mía, ahora es tuya y podes hacer con ella lo que quieras.
Nos miramos, nos quedamos acostados, te pegas a mí y te abrazo fuerte. Me vuelvo a sentir como en esas mañanas de verano tirado en el pasto, esa sensación de paz total, de saber que estoy en el lugar indicado.
Que sé que cualquier cosa que escriba va a quedar chico ante vos y yo, ante nosotros.
Salimos de tu casa y no tengo idea qué hora es.
Estoy de todos colores, vos sos Premium, tu Épsilon lo es, Panchito mira desorbitado, de fondo el albañil canta ‘’No culpes a la noche’’ y yo te amo en tantos besos como ideas tengo.
¿Cómo están?
Como primer post en este bello foro quería compartir un cuento que escribí hace un par de días;
Espero que lo disfruten
Gracias por leer!!
Faltó el after.
Es mejor (a veces).
Pagar la resaca en cuotas de varios días con interés no es un gran negocio.
Salgo del boliche muy manija, evito las miradas cómplices de mis amigos buscando estirar la noche, los conozco, siempre tienen un plan entre manos. Pero ya aprendí a manejar muy bien la habilidad de discernir el significado y las consecuencias de un ‘’rompamos la última birra’’ que siempre se termina yendo por las ramas.
Tomamos rápido un Uber, para evitar cualquier tipo de tentación, hasta alguna calle que nos quede cómodo a todos, el cerebro todavía bailando sin entender cómo pasan tan rápido las noches, y porqué en este momento todo suena como música electrónica.
Nos bajamos del auto y despido a los abrazos a los pibes. Los quiero mucho, son mis amigos desde que tengo 2 años y vivimos un millón de cosas juntos. Me emociono mientras pienso en eso y los veo alejándose abrazados rumbo al departamento de Manu para seguir la jodita un rato más. Me pongo a llorar estrepitosamente mientras camino, como en un jueguito de Sega interno, esquivando en la vereda un par de ancianas que me miran raro y cuchichean entre ellas. Si de algo tengo conciencia es de que tengo una tremenda cara de zombie lacrimoso pero, creo, no es para que las señoras de Reconcheta exageren tanto. Ellas van caminando muy lento con esa cantidad excesiva de maquillaje y joyas, pruebas contundentes como para declararlas culpables de estar yendo a la primera misa matutina del sábado.
En diagonal a esta maravillosa escena está mi bondi, el que me deja a dos cuadras de casa y eso es un placer enorme. Pero… también, si en una de esas me duermo y me paso termina a diez de la tuya.
Resignado decido pagar el boleto hasta casa, descubro entre las sombras de la esquina del fondo del colectivo un hermoso asiento libre. Me tiro en él como cuando me tiraba de bomba a la pileta de chico. Siento como mis piernas reviven, percibo y disfruto como pasa la sangre por mis muslos causando un leve cosquilleo, como hormigas que transitan por mis gemelos devolviéndoles vitalidad, después de estar siete horas bailando sin parar, mientras voy sintonizando a Cattaneo en los auriculares, una muy buena decisión.
Me pongo a mirar fotos tuyas, una muy mala elección. En estos momentos te extraño mil veces más de lo que te extraño siempre, me acuerdo de la suavidad de tus manos acariciando mi pelo y me desbordan las ganas de abrazarte, de hablar con vos, contarte cosas, añadiendo a todo esto que el bajón compartido se torna mucho menos dramático.
Me cuelgo mirando por la ventana y ya estoy entrando a Provincia, implícitamente decidí pasarme de parada para ver si en una de esas, por ahí, te cruzo. Qué bueno estaría eso. Se me pone la piel de gallina de sólo pensarlo.
Salto del bondi y saco un alfajor que tenía en el bolsillo. Me encanta el envoltorio, y ese fue el único motivo por el cual se lo compré a un vendedor ambulante. Es de un color negro eléctrico, metalizado, que refleja el sol en mi cara y un poco me asusta. Lo voy observando detalladamente mientras camino. ‘’Nativo premium’’ se llama, es uruguayo.
Y yo me pregunto… ¿Quién se cree que es?
Y no hablo del alfajor precisamente, que es obvio que le queda bien el título de Premium. Hablo del Épsilon flotante que te sigue cuando caminas. Veo toda esa magia rara y me deja enceguecido.
No puedo creer que esté justo frente a mis ojos. Estoy completamente emocionado y excitado. Si usaría anteojos esta sería una buena ocasión para sacármelos, limpiarlos con un poco de vapor de mi aliento y volvérmelos a poner. Me aclararía la vista y las ideas.
Pero no, no es el caso. Me encuentro, absorto, siguiendo ese destello por las calles de tu barrio..
Dobla en la otra esquina y todavía no lo puedo alcanzar.
Mientras pienso que las neblinas negras de las ciudades no oscurecen ese tremendo ojete que tenés.
Flameante, deslumbrante.
Orbicular, tanto que parece haber sido trazado por un compás..
Una soberbia y consistente figura geométrica ornamentada con pecas.
Y creo que precisamente de esa manzana fulgurante emana toda la energía que enceguece mis sentidos y me lleva, distraído, a prenderme un pucho mientras doblo en la esquina.
Diviso, a mitad de cuadra, tu casa color morado con rejas negras, dos ventanas semi cerradas y un timbre dorado que no sé si funciona, porque siempre está tu perro, Pancho, en el patiecito delantero y sirve como una imponente alarma.
Sonríe y saca la lengua jadeando, no porque tenga sed, eh. El es así. Un bruto simpático.
Me mira torciendo un poco el cuello, como hacen los perros cuando prestan mucha atención, escudriñando mi cara, tratando de desentrañar que me pasa. Me pregunta por qué se ven así mis pupilas.
Le respondo la verdad, estoy drogado y enceguecido. Es el único que me entiende en estos momentos y calles extrañas.
El perfume de tu jazmín que está en el patiecito no opaca ni en pedo el tuyo de brisa veraniega que el viento acercó amablemente a mis sentidos.
Es obvio que sos vos.
El albañil de enfrente deja caer la pala en el piso mientras de fondo suena un tema de Luis Miguel, y yo con el corazoncito en la mano siguiendo la aurora incesante que deja tu ojete. Va latiendo despacito cual techno a punto de estallar.
Por fin te veo entrando con una docena de facturas, pobre Pancho, lo ignoro totalmente, un huracán de palabras y de imágenes pornográficas vuelan por mi cerebro.
Me estás mirando con una carita que oscila entre el amor y la pena.
Pena porque estoy sudado y te vengo siguiendo hace nosecuantas cuadras.
Me das un beso que genera multitud de fórmulas uno corriendo carreras en mi cabeza, y muchísimas más en mi cuerpo.
Me invitas a pasar a tu casa, muy contenta y todavía impactada por la sorpresiva visita…
Piso el living y logro olfatear esa sensación.
Mm, no. Definitivamente no son las facturas. Es otra cosa. La siento en el aire, advierto la delicadeza con la que se posa sobre nosotros y nos va llenando.
¿Entendés de qué estoy hablando, no?
Me refiero a ese instante en el que dos personas van a tener sexo.
Lo disfruto mucho, me encanta la previa. Me lleno bien los pulmones, mientras te miro y pienso que sos la mujer más linda del mundo.
Te subís a la mesada y te corres un poco la bombacha. Siempre caigo en esa.
Más si me miras con esos ojos grandes, penetrantes.
Que mirada, por favor...
Te hago el amor despacio, lento, te garcho…
Pienso en disimular pero no puedo, estoy tan excitado y sensitivo que lloro, mientras siento placer como olas que me inundan y vos que te aferras, gimiendo, fuerte a mi espalda.
Cojemos como si fuera lo único que importa en el universo.
(De hecho en este momento es lo único que importa.)
Me miras, y te entiendo perfectamente, me seco las lágrimas y me acuesto en el sillón. No sé como hacés, pero me garchás con una furia y delicadeza que me excita mucho. Sé que eso te entusiasma, te pones como loca y te chapo con toda mis ganas. Acabas al toque. Esto también me calienta demasiado.
Todavía tu culo sigue emanando vapor de colores, como si se estuviese incendiando un arcoíris.
Afuera canta un pájaro al mismo ritmo que mi pija entra y sale de tu fuente inagotable de gamas cromáticas.
Vos gemís hermosamente, parece una canción escucharte acabar, una excitante y hermosa sinfonía para mis oídos.
Yo que creía que pasaba sólo en las películas pero es real que dos personas pueden tener un orgasmo a la vez.
La saco, apurado y te acabo toda la boca.
Mi leche, que ya no es mía, ahora es tuya y podes hacer con ella lo que quieras.
Nos miramos, nos quedamos acostados, te pegas a mí y te abrazo fuerte. Me vuelvo a sentir como en esas mañanas de verano tirado en el pasto, esa sensación de paz total, de saber que estoy en el lugar indicado.
Que sé que cualquier cosa que escriba va a quedar chico ante vos y yo, ante nosotros.
Salimos de tu casa y no tengo idea qué hora es.
Estoy de todos colores, vos sos Premium, tu Épsilon lo es, Panchito mira desorbitado, de fondo el albañil canta ‘’No culpes a la noche’’ y yo te amo en tantos besos como ideas tengo.