14-05-2018, 07:32 PM
Hola a todos.
La primera vez que tomé pepa fue en los Bosques de Palermo, en la época en la que las fiestas de año nuevo en el planetario eran copadas. Estuve casi toda la noche sentada en un mantel rojo cuadrillé, con una botella de Fresita en la mano, sonriendo. Según mis amigos, era una publicidad de Coca Cola de carne y hueso.
Esa noche conocí, entre otros personajes, a un chico que se acercaba a hablar con cada grupito. Y decía: "Hola, mi nombre es Felix, que significa felicidad, entonces yo les vengo a traer felicidad". Tenía remera blanca, y pantalones psicodélicos; era rubio, bajito, calculo que no tenía más de 24 años. Se fue, y volvió a la hora. "Pasa que yo ya había dejado la droga, ¿sabés? Pero todos mis amigos cayeron en el pozo. Yo traté de tirarle la soga para sacarlos, ¿pero sabés qué? Ellos tiraron más fuerte. Soy supervisor de un grupo de 30 pibes, no puedo hacer esto". Y se fue. Y no lo vi más. Y estuve toda la noche re dolida y re preocupada, a niveles inhumanos. Espero cruzármelo algún día.
Tiempo después, fui a mi primera fiesta electrónica hace muchísimos años, a un bolichito del centro. Era muy chica (tenía 22 años creo) y no entendía mucho la movida; tampoco me interesaba, me había empezado a escoltar una amiga. En fin, para esa primera fiesta sólo tomé un cuarto de pepa.
Todo muy espiritual y filosófico. Sentía que de la punta de mis dedos salían unas cadenitas finas de oro, y que tenía que moverme para "tejer". De esta forma, de mis manos emergían unas telas muy claritas; también veía cómo cada persona que bailaba "tejía" sus telas, y que todas se mezclaban en el aire. Las telas, a la altura del techo, eran nada más y nada menos que la energía y equilibrio del mundo, y la única forma de mantenerlo vivo era continuando con todos esos movimientos.
En un momento me senté, y me quedé fascinada mirando a la gente. Me encantaba lo que podíamos generar todos juntos. Cuando sentí que se había pedido el equilibrio y que el mundo me necesitaba, volví a bailar, para contribuir con mis cadenitas.
Cuando salimos del boliche, caminamos varias cuadras con mi amiga. Charlando, esa misma madrugada, me di cuenta de por qué yo jamás sería feliz con el chico con el que salía en ese momento (su naturaleza, la mía, etc).
Al día de hoy si nos cruzamos en la calle con ese ex, sonreimos y nos abrazamos. También muevo los dedos mientras bailo, aún sin haber consumido pepa en una fiesta.
Una de las últimas veces que tomé pepa fue en El Bolsón, de vacaciones con mi pareja actual. Estábamos al lado del río. Yo sentía que el río me hablaba, de hecho hasta me reía con algunos sonidos. En un momento mi novio empezó a tirar piedras, y yo me enojaba porque al río no le gustaba. Entonces lo frené. Re densa yo, al día de hoy nos seguimos cagando de risa, pero él conmigo no toma más porque me pongo en modo abraza-árboles insoportable.
Con la rola empecé hace dos años, he tenido pocas experiencias. Pero no flasheo, siento otras cosas, a lo sumo me entretengo con algún efecto visual (como "ver" los gráficos de un videojuego al ritmo de Bussola).
La primera vez que tomé pepa fue en los Bosques de Palermo, en la época en la que las fiestas de año nuevo en el planetario eran copadas. Estuve casi toda la noche sentada en un mantel rojo cuadrillé, con una botella de Fresita en la mano, sonriendo. Según mis amigos, era una publicidad de Coca Cola de carne y hueso.
Esa noche conocí, entre otros personajes, a un chico que se acercaba a hablar con cada grupito. Y decía: "Hola, mi nombre es Felix, que significa felicidad, entonces yo les vengo a traer felicidad". Tenía remera blanca, y pantalones psicodélicos; era rubio, bajito, calculo que no tenía más de 24 años. Se fue, y volvió a la hora. "Pasa que yo ya había dejado la droga, ¿sabés? Pero todos mis amigos cayeron en el pozo. Yo traté de tirarle la soga para sacarlos, ¿pero sabés qué? Ellos tiraron más fuerte. Soy supervisor de un grupo de 30 pibes, no puedo hacer esto". Y se fue. Y no lo vi más. Y estuve toda la noche re dolida y re preocupada, a niveles inhumanos. Espero cruzármelo algún día.
Tiempo después, fui a mi primera fiesta electrónica hace muchísimos años, a un bolichito del centro. Era muy chica (tenía 22 años creo) y no entendía mucho la movida; tampoco me interesaba, me había empezado a escoltar una amiga. En fin, para esa primera fiesta sólo tomé un cuarto de pepa.
Todo muy espiritual y filosófico. Sentía que de la punta de mis dedos salían unas cadenitas finas de oro, y que tenía que moverme para "tejer". De esta forma, de mis manos emergían unas telas muy claritas; también veía cómo cada persona que bailaba "tejía" sus telas, y que todas se mezclaban en el aire. Las telas, a la altura del techo, eran nada más y nada menos que la energía y equilibrio del mundo, y la única forma de mantenerlo vivo era continuando con todos esos movimientos.
En un momento me senté, y me quedé fascinada mirando a la gente. Me encantaba lo que podíamos generar todos juntos. Cuando sentí que se había pedido el equilibrio y que el mundo me necesitaba, volví a bailar, para contribuir con mis cadenitas.
Cuando salimos del boliche, caminamos varias cuadras con mi amiga. Charlando, esa misma madrugada, me di cuenta de por qué yo jamás sería feliz con el chico con el que salía en ese momento (su naturaleza, la mía, etc).
Al día de hoy si nos cruzamos en la calle con ese ex, sonreimos y nos abrazamos. También muevo los dedos mientras bailo, aún sin haber consumido pepa en una fiesta.
Una de las últimas veces que tomé pepa fue en El Bolsón, de vacaciones con mi pareja actual. Estábamos al lado del río. Yo sentía que el río me hablaba, de hecho hasta me reía con algunos sonidos. En un momento mi novio empezó a tirar piedras, y yo me enojaba porque al río no le gustaba. Entonces lo frené. Re densa yo, al día de hoy nos seguimos cagando de risa, pero él conmigo no toma más porque me pongo en modo abraza-árboles insoportable.
Con la rola empecé hace dos años, he tenido pocas experiencias. Pero no flasheo, siento otras cosas, a lo sumo me entretengo con algún efecto visual (como "ver" los gráficos de un videojuego al ritmo de Bussola).