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[INFORMACIÓN] Información detallada sobre MDMA (Según Joseph de E.C)
#1
Wink 
El modelo de «gestión de placeres y riesgos» (Rovira e Hidalgo, 2003) no entiende el uso de drogas como algo a evitar por ser intrínsecamente dañino, sino una decisión tan libre y respetable como el hecho de no consumirlas. Si nuestra sociedad ha asumido los riesgos que conllevan actividades placenteras como la conducción de automóviles o los deportes de aventura, puede ser igualmente aceptable que personas adultas y responsables gestionen sus riesgos al consumir sustancias. Para ello es necesario capacitar a los individuos a través de la información para que puedan decidir con responsabilidad y libertad. Así, los siguientes consejos no pretenden sólo «reducir los riesgos», sino potenciar además los aspectos placenteros del consumo.


1. Menos es más.

La frase «menos es más» comenzó a ser utilizada a finales de los ochenta en campañas de reducción de riesgos asociados al consumo de éxtasis para recordar un concepto fundamental: espaciar los consumos es una regla básica a la hora de consumir cualquier droga. Pero en el caso de la MDMA esta recomendación permite no sólo hacer un consumo más seguro sino también más intenso y placentero. Al separar los consumos en el tiempo se evita el desarrollo de tolerancia farmacológica y se retrasa o impide el fenómeno de la «pérdida de la magia».

Es difícil recomendar de forma universal cuál es la frecuencia ideal para tomarla de forma segura sin que disminuyan los efectos. Algunos autores sugieren que «una vez a la semana es la mayor frecuencia con la que se puede usar la MDMA sin que disminuyan los efectos, aunque sería mucho más sensato usarla una vez al mes» (Eisner, 1995). Ann Shulgin, por el contrario, advierte que «no se debe utilizar más de cuatro veces al año, ya que un uso más frecuente hace que se pierda la magia» (Holland, 2001). Lo que sí parece claro es que conviene espaciar los consumos y evitar que su uso se convierta en una rutina.

«Menos es más» también hace referencia a una correcta dosificación. En muchas ocasiones, con menor cantidad pueden conseguirse mejores efectos. La dosis mínima activa de MDMA es de 30 mg y una dosis habitual oscila entre 75 y 140 mg. Las personas con bajo peso y quienes toman MDMA por primera vez deberían utilizar dosis cercanas al rango inferior. Las cantidades elevadas (120-140 mg) se deberían reservar para personas que tienen experiencia con la sustancia y/o son muy corpulentas. En general, tanto los efectos deseados como los adversos son más intensos entre las mujeres que entre los varones (Liechti et al, 2001), por lo que ellas en principio pueden necesitar dosis algo menores.

Los efectos de una única dosis se prolongan durante 4-6 horas. Es posible prolongar la experiencia tomando una cantidad de MDMA adicional cuando los efectos de la primera comienzan a declinar (dos o tres horas después). Este suplemento no debería superar la mitad de la dosis inicial y consigue prolongar la experiencia durante dos o tres horas más sin incrementar los efectos adversos de forma significativa. Pero la administración de dosis sucesivas no consigue prolongar la experiencia indefinidamente. Al seguir consumiendo más cantidad, los efectos agradables de la MDMA desaparecen y se incrementan los efectos adversos, tanto durante la experiencia (tensión mandibular, ansiedad, sequedad de boca, taquicardia…) como en los días siguientes (depresión, pérdida de apetito…). Por eso, es importante ser consciente de los límites de la experiencia y de que es inútil obstinarse en «mantenerse en la cumbre» de forma indefinida. 


2. Preparando el viaje.

La MDMA debería utilizarse en ocasiones especiales, constituyendo una excepción a la rutina cotidiana y no una costumbre. Pensar y preparar ciertos aspectos puede ayudar a obtener una experiencia más agradable y segura. No se trata de eludir situaciones espontáneas en las que el consumo pueda surgir de forma natural. No obstante, en general, como en cualquier otra actividad, la planificación ayuda a obtener unos mejores resultados.

Conviene elegir con cuidado el día en el que se va a utilizar teniendo en cuenta que en los dos o tres días siguientes uno puede estar más cansado o irritable. Es importante, en la medida de lo posible, que esos días estén libres de trabajo, obligaciones, decisiones y circunstancias estresantes. Los períodos de vacaciones, un puente o los viernes (si se dispone de todo el fin de semana para descansar) pueden ser buenas ocasiones. Encontrarse en un buen estado físico y de ánimo es también importante. Si en el momento del consumo uno se encuentra excesivamente cansado, nervioso, estresado, deprimido, convaleciente de una enfermedad o con problemas, sería mucho más razonable dejar el consumo para otro momento.

Además del momento conviene elegir bien el contexto. Si se ha decidido ir a una fiesta, discoteca o rave, habrá que prever si es necesario desplazarse y si se va a utilizar un vehículo. Aparte de posibles problemas legales, conducir un coche bajo los efectos de las drogas conlleva muchos riesgos para uno mismo y para los demás. Es preferible el transporte público o desplazarse con un conductor que no haya tomado drogas. Pero los espacios de ocio (discotecas, clubes, raves…) no son los únicos entornos en el que se puede disfrutar de los efectos del éxtasis. Los escenarios pueden ser muy distintos: un paseo por la playa, una casa de campo, una reunión de amigos en casa, un museo… Todo es cuestión de echarle un poco de imaginación y sentido común, evitando los elementos, situaciones y actividades potencialmente peligrosos. Aunque la música electrónica es la que más se asocia a la MDMA, cualquier música con contenidos rítmicos y/o emocionales (música tribal, clásica, ópera, reggae, bandas sonoras…) puede proporcionar experiencias interesantes. Para la mayoría de las personas los estilos musicales más agresivos (hard-rock, heavy metal, hardc0re…) no encajan bien con la MDMA.

Es importante considerar quiénes van a ser los acompañantes, si tienen previsto tomar también éxtasis y si alguien va a probarlo por primera vez. En ese caso habrá que estar atentos de forma especial a esas personas, prestando el apoyo y la atención que sean necesarios. La experiencia con MDMA ofrece connotaciones profundamente emocionales y de relación interpersonal. Utilizarla con buenos amigos o con la pareja puede ser una experiencia muy intensa y enriquecedora que ayude a fortalecer lazos, solucionar problemas y explorar nuevas formas de relacionarse. La MDMA puede facilitar las relaciones interpersonales, pero también existe el riesgo de que bajo los efectos de la MDMA los sentimientos puedan ser confusos y no acordes con la realidad, especialmente al relacionarse con personas hacia las que se tienen dudas de tipo emocional.

La planificación de la experiencia implica también organizar de forma conveniente el acceso a la sustancia. En el momento actual, adquirir MDMA implica de forma invariable entrar en contacto con el mundo de la ilegalidad. En ese sentido conviene extremar la prudencia y las precauciones para no verse envuelto en situaciones indeseables. Tener sustancias destinadas al autoconsumo en espacios privados y el consumo de drogas en dichos espacios son las únicas actividades no sancionadas por la ley en España. Pero promover, favorecer o facilitar de cualquier manera el consumo de drogas ilegales o poseer drogas ilegales destinadas al tráfico (aunque sea en pequeñas cantidades) son considerados por la ley delitos contra la salud pública que pueden ser castigados con penas de cárcel. El consumo o la tenencia de pequeñas cantidades de drogas en lugares públicos (aunque estén destinadas a uno mismo) no son delito pero pueden ser sancionados con multas de entre 300 y 30.000 euros. Por todos estos motivos conviene ser discreto. Dentro de lo posible es importante contar con un proveedor de confianza, evitar las transacciones con personas desconocidas, eludir los lugares públicos y no moverse con grandes cantidades de drogas que puedan ser consideradas como destinadas al tráfico.

Disponer de la sustancia con antelación permite descartar posibles adulteraciones. Existen reactivos comerciales que permiten detectar la presencia de MDMA y derivados en una pequeña muestra de pastilla o cristal. Los más conocidos son los test de Marquis y Mecke, que detectan la presencia de MDMA y derivados, anfetaminas y alucinógenos de síntesis como la 2C-B o la 2C-I. El test de Marquis produce una reacción oscura (violeta o negro) cuando entra en contacto con MDMA o derivados (MDA, MDE). . Pero estos reactivos no permiten conocer qué cantidad exacta de MDMA lleva una pastilla o la pureza de un cristal. Para ello es necesario realizar análisis mucho más complicados y sólo pueden hacerse en laboratorios que cuenten con aparatos como cromatógrafos de gases o técnicas como la cromatografía en capa fina (TLC) . En España, la ONG Energy Control realiza este tipo de análisis de forma gratuíta en colaboración con el Instituto Municipal de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona.


3. Durante la experiencia.

La vía oral es la más adecuada a la hora de tomar MDMA. El resto de las otras posibles formas de administración tienen más inconvenientes que ventajas y suponen un incremento innecesario de los riesgos. La vía sublingual (dejar disolver el compuesto debajo de la lengua) consigue una absorción algo más rápida que la oral pero resulta muy incómoda por el sabor desagradable de la MDMA. A través de la vía intranasal (esnifando polvo de MDMA) los efectos son más rápidos y menos duraderos, pero la sensación de irritación nasal es muy intensa. El cálculo de la dosis por vía intranasal es muy difícil y a través de las fosas nasales la MDMA llega directamente al cerebro sin distribuirse antes bien por el organismo y pasar por el hígado. Por lo tanto, los riesgos para el sistema nervioso son, al menos en teoría, mucho más importantes. El uso de MDMA por vía inyectada (intravenosa o intramuscular) no aporta ninguna ventaja y multiplica los riesgos de forma exponencial.
 

La MDMA se absorbe de forma más rápida y eficaz con el estómago vacío. La sensación de «nudo en el estómago» durante el inicio de los efectos, que puede llegar a producir nauseas y vómito en personas sensibles, es menor si no se han ingerido alimentos. Por estos motivos se suele recomendar no comer unas horas antes de tomar éxtasis. Algunos psiconautas llegan a ayunar entre 12 y 24 horas antes de tomar MDMA con el objetivo de maximizar sus efectos. Esto no parece una buena idea si se va a utilizar el éxtasis para bailar, pues el organismo necesitará suficiente energía. Pero sí es conveniente que transcurra al menos hora y media o dos horas entre la última comida y la toma de MDMA, y que ésta sea a la vez ligera y energética (pasta, cereales, fruta, legumbres…), evitando los alimentos muy grasos, pesados o abundantes.

La sensación de «subida» puede ser extraña, incluso desagradable, sobre todo para las personas que no la han experimentado nunca. Recordemos que durante los primeros minutos puede aparecer dificultad para pensar, mareo, taquicardia, sensación de falta de aire, náuseas… que pueden acrecentarse ante los lógicos nervios de una primera experiencia. Si el consumidor novato ha sido advertido de estos efectos, de su duración breve, y está suficientemente apoyado por alguna persona cercana, podrá enfrentarse a ella sin ningún problema especial. Si se presentan problemas suele ser suficiente con retirar a la persona a un lugar tranquilo durante unos minutos, sentarla, recordarle que son efectos normales y pasajeros, hablando de forma tranquila y transmitiendo sensaciones positivas.

Mientras se está bajo los efectos de la MDMA es importante evitar los riesgos asociados al golpe de calor. Deben evitarse los ambientes extremadamente cargados, húmedos y cálidos. Es importante protegerse del sol, sobre todo en verano y durante las horas centrales del día. Si se está bailando, es necesario descansar un poco cada cierto tiempo y recuperar los fluidos que se pierden por la evaporación del sudor y por la orina. Los zumos, bebidas isotónicas para deportistas y refrescos son más adecuados que el agua, ya que permiten recuperar también las sales minerales. Cantidades moderadas de bebidas alcohólicas no son incompatibles con la MDMA, pero reponer fluidos a base de cervezas y copas no es lo adecuado. La MDMA disminuye la sensación de sed, por lo que puede ser necesario «recordarse» la obligación de beber líquidos sin llegar a la obsesión. Como se ha comentado en la sección de toxicidad, un exceso de líquidos puede llegar a causar problemas. De forma orientativa (no es necesario estar pendiente del reloj y la botella), medio litro de líquidos por hora puede considerarse una cantidad adecuada mientras se está bailando. Bajo los efectos de la MDMA se pierde el apetito y comer resulta difícil; sin embargo, la percepción a través del gusto se incrementa, por lo que pequeñas cantidades de dulces o fruta (sandía, fresas, cerezas…) pueden ser muy agradables.

A la hora de describir los usos de la MDMA se han diferenciado de forma clara los usos terapéuticos, psiconáuticos y recreativos. Pero esta distinción es más académica que real. Muchas de las personas que se acercan a la MDMA por motivos intelectuales o espirituales encontrarán que la experiencia es además divertida. Y las personas que utilizan éxtasis por diversión pueden encontrar otro tipo de aspectos beneficiosos: experimentar la pérdida del miedo y las inseguridades, apreciar el «aquí y ahora» sin el peso del pasado ni los miedos al futuro, sentirse en armonía con uno mismo, con sus virtudes y sus defectos, valorar las relaciones interpersonales de una forma nueva… son aspectos de la experiencia con MDMA que pueden repercutir en la vida cotidiana.


4. El «después».
 

Los efectos psicológicos que aparecen en los días siguientes a la toma de MDMA pueden ser muy diferentes. En los informes procedentes de los usos terapéuticos y psiconáuticos suele hacerse referencia al efecto de «resplandor» como un período de claridad mental y estado emocional positivo en el que persisten muchos de los efectos empatogénicos y entactogénicos de la MDMA de forma atenuada. Este estado puede persistir días e incluso semanas después de la experiencia. Pero en los días siguientes también pueden aparecer tristeza, depresión, dificultad para concentrarse y dormir…, en lo que se conoce como mid-week blues (tristeza de mitad de semana), ya que este tipo de efectos no suelen presentarse de forma inmediata sino dos o tres días después de haber utilizado la MDMA.

El porqué de estas diferencias se puede explicar en gran medida por las circunstancias en las que se realiza el consumo. Es frecuente que los usuarios recreativos bailen durante muchas horas alterando los ciclos de sueño, vigilia y alimentación, tomen además otras drogas y empleen dosis más altas y más frecuentes que otros tipos de usuarios. Tampoco suelen programar sus consumos dejando las 24-48 siguientes completamente libres de obligaciones para poder integrar la experiencia y recuperarse con tranquilidad. La MDMA por sí misma puede producir efectos indeseados, pero lo más frecuente es que se atribuya al éxtasis el efecto de una suma de todos estos factores. Por lo tanto, hacer consumos controlados y espaciados, no mezclar con otras drogas y respetar normas de alimentación y sueño (por ejemplo, intentar acostarse antes del amanecer para no romper el ritmo biológico) pueden ayudar a minimizar el riesgo de aparición de este tipo de efectos.

En algunos libros sobre MDMA y foros de Internet se recomienda utilizar distintos fármacos para mitigar estas bajadas de ánimo. De ellos, el más conocido es el 5-hidroxitriptófano (5-HTP), que puede encontrarse en farmacias bajo el nombre comercial de Cincofarm®. El triptófano es un antidepresivo suave que es precursor de la síntesis de la serotonina; su acción teóricamente consistiría en ayudar a reponer los depósitos de serotonina gastada a consecuencia de la MDMA. El problema consiste en que nadie ha realizado estudios para saber si este efecto es real o se trata de pura sugestión, ni cuáles son las dosis o frecuencia necesarias para conseguir este efecto. Algunos psiquiatras han utilizado dosis de 500 mg de triptófano con este objetivo (Greer, 1986), aunque no existe evidencia de su eficacia. Una pauta muy comentada en Internet consiste en tomar 100 mg de triptófano tres veces al día durante los tres o cuatro días siguientes al consumo. Su eficacia y seguridad no está evaluada hasta el momento actual, si bien las posibilidades de intoxicación o efectos adversos de esta pauta son remotas.

Algunas páginas web y smart-shops recomiendan otro tipo de productos que teóricamente disminuyen las resacas y la neurotoxicidad de la MDMA. La lista es muy amplia: ácido alfa-lipoico, vitamina C, vitamina E, piracetam, L-tirosina, beta-caroteno, selenio… incluso fármacos antidepresivos como la fluoxetina (Prozac®). Los partidarios de su uso argumentan que estas sustancias son eficaces porque evitan la aparición de neurotoxicidad en animales de experimentación. Esto es cierto, pero ese tipo de experimentos administran dosis masivas de MDMA y otros productos químicos para obtener información sobre los mecanismos moleculares de la neurotoxicidad. En humanos la neurotoxicidad de una o unas cuantas dosis habituales de MDMA suficientemente separadas en el tiempo no está demostrada. Y en las pautas de consumo más intensivas el efecto beneficioso de estas «pócimas mágicas» para evitar o reducir posibles daños es desconocido.

VII.5. Cuestiones médicas.

El uso de MDMA está contraindicado, como sucede con cualquier otro fármaco, en personas que padecen algunas enfermedades. El riesgo de reacciones adversas graves, toxicidad o muerte es mucho mayor que en personas sanas. Como norma general, las personas que padecen hipertensión arterial, enfermedades cardíacas o hepáticas, hipertiroidismo, epilepsia, glaucoma, diabetes e inmunodepresión deberían abstenerse de utilizar MDMA, si bien un especialista en el tema podría valorar en determinadas circunstancias los riesgos de un paciente concreto. Su uso también estaría contraindicado en personas con trastornos psicológicos o psiquiátricos. Aunque existen datos sobre la posible utilidad de la MDMA en el tratamiento de determinados trastornos de ansiedad, depresivos y psicóticos (Holland, 2001), su eficacia y seguridad no están aún avaladas y sólo estaría indicado su uso dentro de un entorno terapéutico y por parte de personal suficientemente entrenado. No está claro si la MDMA puede afectar al feto o en qué medida se elimina a través de la leche materna, pero el sentido común indica que la mujer embarazada o en período de lactancia sólo debe utilizar aquellos fármacos que sean estrictamente imprescindibles, lo que no incluye ninguna droga ilegal.

Las interacciones entre distintos fármacos y la MDMA también son importantes. Existen muchas posibles interacciones pero sólo unas cuantas tienen relevancia práctica. De ellas, la más grave es la que puede aparecer entre la MDMA y los inhibidores de la proteasa (IP). Los IP (ritonavir, saquinavir, nelfinavir, amprenavir, lopinavir…) son una familia de fármacos utilizados de forma habitual en el tratamiento de la infección por VIH-SIDA. Se conocen varios casos de intoxicación con resultado mortal en personas tratadas con ritonavir (Norvir®) tras haber utilizado MDMA. Aunque estas personas habían consumido cantidades habituales, en su sangre se detectaban concentraciones extraordinariamente elevadas de MDMA, ya que el ritonavir no permite actuar a las enzimas encargadas de degradar la MDMA. Así, las personas con infección por VIH o SIDA en tratamiento con IPs (sobre todo Norvir® y Kaletra® ―lopinavir y ritonavir―, aunque probablemente también todos los demás) deberían evitar el uso de MDMA mientras utilicen estos fármacos por el riesgo de intoxicaciones. Por otro lado, hay que recordar además que la MDMA tiene efectos sobre el sistema inmune, que podrían resultar especialmente perjudiciales en personas con alteraciones inmunológicas graves.
Otra interacción potencialmente mortal es la que se produce entre la MDMA y los fármacos inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAOs). Los IMAOs son un tipo de antidepresivos poco utilizados en la actualidad (en España sólo están actualmente comercializados la moclobemida ―Manerix®― y la tranilcipromina ―Parnate®―) que también pueden estar presentes en algunos productos de herbolario (hipérico, hierba de San Juan) y algunos preparados de ayahuasca. Se conocen varios casos de muertes por la ingestión simultánea de moclobemida y MDMA. También se conoce que otro IMAO no comercializado en España, la fenelcina (Nardil ®), puede dar lugar a intoxicaciones muy graves en combinación con MDMA.

En ensayos clínicos de laboratorio se ha administrado a humanos MDMA en combinación con otros fármacos. Así, sabemos que antidepresivos de la familia de los inhibidores de la recaptación de la serotonina (ISRS) como el citalopram (Prisdal®, Seropram®) disminuyen los efectos psicológicos de la MDMA, lo que probablemente sea extensivo a otros fármacos de la misma familia (escitalopram, sertralina, fluoxetina, fluvoxamina y paroxetina). Este hecho es importante, ya que los ISRSs son los fármacos antidepresivos más utilizados por la población general.

Algunos usuarios utilizan sildelnafilo (Viagr@®) en combinación con MDMA para compensar las dificultades para la erección y mejorar el rendimiento sexual. Aunque no se han descrito casos de muerte o toxicidad grave, es posible que se puedan producir problemas de tipo cardiovascular o priapismo (erección mantenida durante horas que puede causar daños en el pene), sobre todo en personas con enfermedades previas o con dosis elevadas. Lo mismo puede decirse con respecto a otros fármacos «anti-impotencia» de más reciente aparición (Ci@lis®, Uprima®, Levitr@®).

Se conocen otras interacciones farmacológicas a través de modelos teóricos o casos anecdóticos. No se aconseja el uso simultáneo de MDMA e inhaladores β-adrenérgicos (fármacos utilizados en el tratamiento de asma y otras enfermedades respiratorias como Ventolin® o Terbasmin®), estimulantes como el metilfenidato (Rubifen®) y vasoconstrictores nasales, aunque la importancia práctica de estas interacciones sea mucho menor que las descritas previamente. No hay evidencia de interacciones con la píldora anticonceptiva ni con los antibióticos de uso más común. Sin embargo, las consecuencias de la MDMA sobre el sistema inmune podrían reactivar una infección, por lo que las personas en tratamiento con antibióticos deberían esperar a la recuperación completa antes de consumir éxtasis.
 
6. Combinaciones con otras drogas.

El uso de MDMA en combinación con otras drogas es muy frecuente, sobre todo en contextos recreativos. En general, al combinar MDMA con otras drogas, sus efectos se modifican, intensificándose ciertas cualidades y disminuyendo otras. Se suele considerar que las combinaciones de drogas son indeseables porque distorsionan la experiencia auténtica que induce el éxtasis, además de incrementar los riesgos. Pero también es cierto que muchas personas buscan precisamente determinados efectos de las combinaciones, que pueden aportar un plus a la experiencia.


Resulta muy complicado describir una lista de combinaciones señalando cuáles son «buenas» o seguras y cuáles no. Lo que para una persona puede ser un efecto deseado en un determinado contexto, para otra puede no serlo. Con respecto a los riesgos, es cierto que las mezclas de drogas introducen un elemento de mayor peligro, pero como siempre hay que valorar factores como dosis, frecuencias, contextos y características personales. Las personas que vayan a mezclar MDMA con otras drogas deben conocer bien sus características, efectos y riesgos y utilizar siempre dosis menores a las que se usarían sin combinación. Es necesario haber experimentado de forma suficiente con la sustancia antes de decidir mezclarla con otra, pues en ocasiones los efectos pueden ser distintos a los esperados. Los efectos también pueden variar de forma notable si la administración de la droga es anterior, simultánea o posterior a la del éxtasis.


Considerando todos estos factores y de forma únicamente orientativa, se pueden describir algunas características de las combinaciones de drogas más frecuentes:

•    MDMA + alcohol. Uno de los mitos sobre el éxtasis dice que sus usuarios nunca consumen alcohol y sólo beben agua. Pero hasta un 60% de los consumidores de tipo recreativo mezclan alcohol y MDMA (Gamella y Álvarez Roldán, 1997). Para muchos usuarios la combinación de MDMA con cantidades moderadas de bebidas alcohólicas incrementa y alarga la sensación de bienestar, disminuyendo la sensación de sedación producida por el alcohol y haciendo menos incómoda la «subida». A estas dosis, la concentración de MDMA en el cuerpo se incrementa ligeramente. Sin embargo, para otras personas la presencia de alcohol en el cuerpo enturbia la claridad mental del éxtasis. A pesar de que la sensación de control es mayor con alcohol y MDMA que sólo con alcohol, las facultades físicas (por ejemplo, a la hora de conducir un coche) se ven mermadas de forma objetiva. Las alteraciones en el sistema inmune también son más intensas y duraderas. Finalmente, el consumo de grandes cantidades de alcohol hace que los efectos adversos del día siguiente sean mucho mayores, además de favorecer la deshidratación.
•    MDMA + tabaco. La psicoactividad de la MDMA no se ve afectada por el uso de tabaco. Pero los compuestos de la familia de las anfetaminas tienen propiedades broncodilatadoras. Este hecho, unido al incremento de la percepción a través de los sentidos, puede hacer que el hecho de fumar sea más fácil, incrementando el número de cigarrillos consumidos.

•    MDMA + cannabis. Algunos consumidores refieren que fumar cannabis cuando los efectos de la MDMA comienzan a decaer hace que la vuelta a la normalidad sea más placentera y permite conciliar el sueño más fácilmente. El cannabis también parece incrementar el componente visual (patrones geométricos con los ojos cerrados) de dosis altas de MDMA. Por otro lado, el consumo habitual de cannabis se ha asociado con alteraciones en la memoria. Algunos de los estudios sobre MDMA y memoria sugieren que estos déficit son más intensos en personas que consumen ambas sustancias de forma habitual.

•    MDMA + cocaína. La mayoría de los consumidores opinan que los efectos propios de la MDMA desaparecen con la administración de cocaína, predominando los efectos estimulantes y perdiendo las cualidades empatógenas y entactógenas. Esta combinación incrementa los riesgos por sobreestimulación física y mental. Al tomar cantidades elevadas de alguna de las dos sustancias, los síntomas depresivos que quizás aparezcan en los días siguientes pueden ser muy importantes.

•    MDMA + anfetamina (speed). Los comentarios hechos sobre la cocaína son también válidos en el caso del speed. Sin embargo, algunas personas consideran que pequeñas cantidades de speed combinadas con MDMA permiten disponer de mayor energía para bailar sin que las cualidades entactogénicas disminuyan demasiado. Al utilizar esta combinación debería considerarse que la duración de los efectos del speed es mucho mayor que la de la MDMA, y que una sobredosificación puede arruinar el sueño en las siguientes 12-24 horas. También existen datos que sugieren una mayor afectación del sistema nervioso central en consumidores intensivos de MDMA y speed.

•    MDMA + psicodélicos (LSD, hongos psilocybes). Conocida como candyflipping, la combinación MDMA + LSD pretende aprovechar las cualidades de la MDMA para orientar el viaje de ácido. La LSD (y otros psicodélicos de la familia de las triptaminas, como los hongos psilocybes) son amplificadores no selectivos de los procesos mentales, y la experiencia con estas sustancias es muy sensible al entorno y estado mental previo en el que se realiza el consumo. Teóricamente al menos, la MDMA colocaría al sujeto en un estado mental idóneo para el viaje psicodélico, eliminando los componentes de miedo y ansiedad. Este tipo de combinaciones requieren que el usuario tenga experiencia suficiente con ambas drogas por separado. También es importante controlar bien las dosis y el momento en el que se toman cada una de las drogas, además de estar en un entorno agradable.

•    MDMA + 2C-B: La 2C-B (4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina) es un psicodélico sintético que ganó cierta popularidad como sustituto de la MDMA cuando ésta fue ilegalizada. Se caracteriza por una duración más corta (4-6 horas) y por unos efectos más controlables y manejables para la mayoría de las personas que otros psicodélicos. Para algunos autores, la 2C-B se complementa especialmente bien con el éxtasis, ya que potencia los efectos empáticos y añade un componente psicodélico. La forma más frecuente de consumo de esta combinación consiste en tomar dosis bajas-medias de 2C-B (en torno a 10-15 mg) una vez que los efectos de la MDMA comienzan a decaer.



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FUENTE: http://www.doctorcaudevilla.com/index.ph...-de-empleo

Autor: Dr. Fernando Caudevilla

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid.
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Experto Universitario en Drogodependencias por la Universidad Complutense de Madrid
Coordinador del Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria (SOMAMFYC).
Miembro del Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).
Profesor del Experto Universitario en Drogodependencias. Instituto Complutense de Drogodependencias.
Asesor Médico de la ONG Energy Control.
Habilitado como Perito Médico por el Colegio de Médicos de Madrid
Experiencia docente y participación en más de 50 congresos nacionales e internacionales en relación con drogas de uso recreativo, cannabis terapéutico y nuevas sustancias.
Reglas de Argenpills (lectura indispensable): https://argenpills.org/announcements.php?aid=3
[-] Los siguientes 19 usuarios dicen gracias a Kickass por este mensaje:
  • 199X, Argenpills, Bandersnatch, Cachiporra, Danielaypunto, elunicotomas, FuckOff, Hammett, maguidavidf, nowixxx, osho, PepeGrillou, PurpleHeart, Rainbow Love, Suara924, Tav, Teikirisi, Tucca, zoecrodz
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#2
Buenas, mi consulta va referida a lo siguiente: Supongamos que yo consumo una pastilla X de mdma a la 1 am y recién a las 2 am empieza a hacer efecto. A las 4 am tomo otra otra media pastilla de la misma tanda, va a tardar nuevamente 1 hora en subir?
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#3
Yo siempre noté menor el tiempo que tarda la redosificación en hacer efecto. No sé si será cuestión de que ya estoy puesto y pienso menos en "tiene que estar subiendo", o que al haberse superado ya el umbral se percibe directamente todo lo wue se va absorbiendo.
[-] Los siguientes 2 usuarios dicen gracias a 2047 por este mensaje:
  • elunicotomas, jlebowski
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#4
Numerous websites and smart-shops advocate for various products purported to lessen hangovers and reduce MDMA neurotoxicity. This extensive list includes alpha-lipoic acid, vitamin C, vitamin E, piracetam, L-tyrosine, beta-carotene, selenium, and even antidepressants like fluoxetine (Prozac®). While supporters cite animal studies showing efficacy in preventing neurotoxicity, the relevance to human MDMA use, especially in moderate or intensive patterns, remains uncertain.
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#5
(22-02-2024, 10:06 AM)Aarna785 escribió: Numerous websites and smart-shops advocate for various products purported to lessen hangovers and reduce MDMA neurotoxicity. This extensive list includes alpha-lipoic acid, vitamin C, vitamin E, piracetam, L-tyrosine, beta-carotene, selenium, and even antidepressants like fluoxetine (Prozac®). While supporters cite animal studies showing efficacy in preventing neurotoxicity, the relevance to human MDMA use, especially in moderate or intensive patterns, remains uncertain.

Sos un robot? Pestaña 2 veces si sos un humano. Sino borro el mensaje.
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#6
(22-02-2024, 10:06 AM)Aarna785 escribió: Numerous websites and smart-shops advocate for various products purported to lessen hangovers and reduce MDMA neurotoxicity. This extensive list includes alpha-lipoic acid, vitamin C, vitamin E, piracetam, L-tyrosine, beta-carotene, selenium, and even antidepressants like fluoxetine (Prozac®). While supporters cite animal studies showing efficacy in preventing neurotoxicity, the relevance to human MDMA use, especially in moderate or intensive patterns, remains uncertain.

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