05-05-2020, 12:07 PM
Adicción y toxicidad
Primero de todo es importante tener en cuenta un punto sobre el que todos los documentos, incluso los reticentes al uso de hongos psicoactivos, tienen en común. Nos referimos a que los hongos que contienen psilocibina o psilocina no producen adicción. Se considera que esto es así tanto a un nivel físico como psíquico3. En lo que se refiere a la adicción física, que suele producirse por la habituación del organismo a una sustancia cuya posterior carencia produce un síndrome de abstinencia, los enteógenos carecen por completo de fenómeno. De todas maneras, por la propia naturaleza de estas sustancias, es difícil que pueda llegarse a producir ningún tipo de habituación, puesto que en repetidas administraciones durante un mismo día o en días consecutivos, los enteógenos dejan de presentar efectos.
A un nivel psicológico tampoco es probable que el uso de enteógenos conduzca a llevar a cabo sesiones de forma seguida, ya que la experiencia enteogénica puede ser de tal intensidad, o puede revelar una temática tan compleja, que la persona que ha pasado por esta vivencia raras veces se siente con ánimo de repetirla sin dejar un amplio intervalo de tiempo para integrar o meditar sobre lo acaecido. Como comentaba el filósofo alemán Ernst Jünger en una entrevista con Antonio Escohotado4, "La ebriedad es tanto más fructífera, espiritualmente, cuanto más tiempo medie entre los acercamientos. Una vez al mes es mejor que una vez a la semana, y una vez al año mejor que una vez al mes."
A nivel de toxicidad los hongos psilocibínicos son considerados de toxicidad baja (el caso de la Amanita muscaria debería tratarse aparteA saber, los estudios que se llevaron a cabo para incluir la psilocibina y la psilocina en la Lista I5 no fueron realizados directamente con estos compuestos, sino que lo que se hizo fue una especie de estudios fraudulentos6 con la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), que sirvieron a su vez para anatemizar estos dos principios activos de los hongos enteogénicos.
Así, a ciencia cierta no puede asegurarse que los hongos psilocibínicos no carezcan de riesgo para la salud física, ya que desde la época de su ilegalización no se han llevado a cabo estudios serios sobre el tema; pero a partir de la observación de los chamanes que usan estos hongos de forma regular –dado que los emplean en su arte-, y de las personas occidentales que los han empleado durante las últimas décadas, pude deducirse de forma más o menos certera que estos hongos no ofrecen un peligro inminente a la salud del organismo humano (esto no quiere decir que el uso de hongos psicoactivos carezca de riesgo, puesto que su principal actividad se despliega a nivel psíquico, y es en esta área es en la que cabe buscar sus ventajas y sus riesgos; este tema será tratado en el apartado Preparación para la sesión) .
Otro aspecto que suele tenerse en cuenta para apuntar la baja toxicidad de la psilocibina y la psilocina es su semejanza estructural con la serotonina, un neurotransmisor básico que acontece de forma natural en el organismo humano. Esta similitud, que en principio tampoco asegura la inocuidad de los compuestos referidos, se acepta generalmente como un posible indicador para sugerir la escasa toxicidad de los hongos psilocibínicos.
En cuanto a dosificaciones, el caso de las triptaminas (grupo de alcaloides al que pertenecen la psilocibina y la psilocina), no tienen estipulada una dosis mortal para el ser humano. Ingestiones accidentales de grandes cantidades de dietilamida del ácido d-lisérgico o de psilocibina, que han llegado a ser de varias docenas de veces la dosis habitual, no han resultado en daños fisiológicos permanentes en las personas que sufrieron este inesperado viaje a la estratosfera del universo espiritual.
Breve nota sobre otros enteógenos
Si bien el empleo de hongos psilocibínicos no debería presentar problemas físicos, el empleo de otros enteógenos -y sustancias emparentadas- puede conllevar riesgos si no se tiene un conocimiento adecuado sobre su dosificación o sobre medicamentos con las que no se pueden mezclar.
Este es el caso de las fenetilaminas, otra gran familia de compuestos enteogénicos, empatógenos y estimulantes. A ella pertenecen la MDMA (éxtasis), la mescalina y los cactus que contienen este compuesto (como el peyote o el San Pedro), el 2-CB, la familia de los 2-CT... Todas estas sustancias tienen un rango de empleo muy delimitado, y por lo general si se excede la dosis adecuada para un viaje psiconáutico pueden ocasionar serios problemas, emergencias y sustos que más vale prevenir. Puede encontrarse información sobre dosificaciones de estos compuestos en el libro PIHKAL. A chemical love story, y en cuanto a las cactáceas, debería consultarse un libro especializado sobre ellas (Pharmacotheon, por ejemplo). También puede consultarse el artículo sobre dosificaciones en Imagianria.org.
En cuanto a la familia de las fenetilaminas, también debe tenerse presente que la interacción con otros compuestos farmacológicos (principalmente IMAOs -inhibidores de la monoamino oxidasa- y sobretodo medicación psiquiátrica) puede resultar en severas intoxicaciones físicas, de elevado riesgo. Así, lo más seguro es obtener información, y sobretodo abstenerse de su uso en caso de estar tomando medicación.
El caso de la ayahuasca, un preparado de origen amazónico elaborado básicamente a partir de plantas con IMAOs y otras plantas con triptaminas, también merece un estudio especial. Los IMAOS presentes en el brebaje, a pesar de ser reversibles, son incompatibles con las fenetilaminas y también con algunos medicamentos, principalmente los psiquiátricas (la persona que haya usado fármacos de este tipo no debería tomar ayahuasca hasta varias semanas después de la última ingestión de los mismos).
El caso de la ketamina, un anestésico con propiedades psiquedélicas y disociativas si se emplea en dosificaciones pequeñas (en referencia a las usadas en quirófanos), también merece una puntualización. Si bien no es una sustancia potencialmente peligrosa a nivel de toxicidad, sí que es un compuesto que se presta, como la marihuana, a un uso repetitivo. Esto es así porqué tiene un margen de seguridad psíquica bastante alto, y no presenta el riesgo habitual de otros enteógenos a escenas de extravío, pánico, temor o desorientación (a no ser que la dosis sea excesiva).
Fuente: http://www.imaginaria.org/sesion.htm
Voy a ir subiendo un poco de informacion relativa a la experiencia y espero que sea util.
Saludos!
Primero de todo es importante tener en cuenta un punto sobre el que todos los documentos, incluso los reticentes al uso de hongos psicoactivos, tienen en común. Nos referimos a que los hongos que contienen psilocibina o psilocina no producen adicción. Se considera que esto es así tanto a un nivel físico como psíquico3. En lo que se refiere a la adicción física, que suele producirse por la habituación del organismo a una sustancia cuya posterior carencia produce un síndrome de abstinencia, los enteógenos carecen por completo de fenómeno. De todas maneras, por la propia naturaleza de estas sustancias, es difícil que pueda llegarse a producir ningún tipo de habituación, puesto que en repetidas administraciones durante un mismo día o en días consecutivos, los enteógenos dejan de presentar efectos.
A un nivel psicológico tampoco es probable que el uso de enteógenos conduzca a llevar a cabo sesiones de forma seguida, ya que la experiencia enteogénica puede ser de tal intensidad, o puede revelar una temática tan compleja, que la persona que ha pasado por esta vivencia raras veces se siente con ánimo de repetirla sin dejar un amplio intervalo de tiempo para integrar o meditar sobre lo acaecido. Como comentaba el filósofo alemán Ernst Jünger en una entrevista con Antonio Escohotado4, "La ebriedad es tanto más fructífera, espiritualmente, cuanto más tiempo medie entre los acercamientos. Una vez al mes es mejor que una vez a la semana, y una vez al año mejor que una vez al mes."
A nivel de toxicidad los hongos psilocibínicos son considerados de toxicidad baja (el caso de la Amanita muscaria debería tratarse aparteA saber, los estudios que se llevaron a cabo para incluir la psilocibina y la psilocina en la Lista I5 no fueron realizados directamente con estos compuestos, sino que lo que se hizo fue una especie de estudios fraudulentos6 con la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), que sirvieron a su vez para anatemizar estos dos principios activos de los hongos enteogénicos.
Así, a ciencia cierta no puede asegurarse que los hongos psilocibínicos no carezcan de riesgo para la salud física, ya que desde la época de su ilegalización no se han llevado a cabo estudios serios sobre el tema; pero a partir de la observación de los chamanes que usan estos hongos de forma regular –dado que los emplean en su arte-, y de las personas occidentales que los han empleado durante las últimas décadas, pude deducirse de forma más o menos certera que estos hongos no ofrecen un peligro inminente a la salud del organismo humano (esto no quiere decir que el uso de hongos psicoactivos carezca de riesgo, puesto que su principal actividad se despliega a nivel psíquico, y es en esta área es en la que cabe buscar sus ventajas y sus riesgos; este tema será tratado en el apartado Preparación para la sesión) .
Otro aspecto que suele tenerse en cuenta para apuntar la baja toxicidad de la psilocibina y la psilocina es su semejanza estructural con la serotonina, un neurotransmisor básico que acontece de forma natural en el organismo humano. Esta similitud, que en principio tampoco asegura la inocuidad de los compuestos referidos, se acepta generalmente como un posible indicador para sugerir la escasa toxicidad de los hongos psilocibínicos.
En cuanto a dosificaciones, el caso de las triptaminas (grupo de alcaloides al que pertenecen la psilocibina y la psilocina), no tienen estipulada una dosis mortal para el ser humano. Ingestiones accidentales de grandes cantidades de dietilamida del ácido d-lisérgico o de psilocibina, que han llegado a ser de varias docenas de veces la dosis habitual, no han resultado en daños fisiológicos permanentes en las personas que sufrieron este inesperado viaje a la estratosfera del universo espiritual.
Breve nota sobre otros enteógenos
Si bien el empleo de hongos psilocibínicos no debería presentar problemas físicos, el empleo de otros enteógenos -y sustancias emparentadas- puede conllevar riesgos si no se tiene un conocimiento adecuado sobre su dosificación o sobre medicamentos con las que no se pueden mezclar.
Este es el caso de las fenetilaminas, otra gran familia de compuestos enteogénicos, empatógenos y estimulantes. A ella pertenecen la MDMA (éxtasis), la mescalina y los cactus que contienen este compuesto (como el peyote o el San Pedro), el 2-CB, la familia de los 2-CT... Todas estas sustancias tienen un rango de empleo muy delimitado, y por lo general si se excede la dosis adecuada para un viaje psiconáutico pueden ocasionar serios problemas, emergencias y sustos que más vale prevenir. Puede encontrarse información sobre dosificaciones de estos compuestos en el libro PIHKAL. A chemical love story, y en cuanto a las cactáceas, debería consultarse un libro especializado sobre ellas (Pharmacotheon, por ejemplo). También puede consultarse el artículo sobre dosificaciones en Imagianria.org.
En cuanto a la familia de las fenetilaminas, también debe tenerse presente que la interacción con otros compuestos farmacológicos (principalmente IMAOs -inhibidores de la monoamino oxidasa- y sobretodo medicación psiquiátrica) puede resultar en severas intoxicaciones físicas, de elevado riesgo. Así, lo más seguro es obtener información, y sobretodo abstenerse de su uso en caso de estar tomando medicación.
El caso de la ayahuasca, un preparado de origen amazónico elaborado básicamente a partir de plantas con IMAOs y otras plantas con triptaminas, también merece un estudio especial. Los IMAOS presentes en el brebaje, a pesar de ser reversibles, son incompatibles con las fenetilaminas y también con algunos medicamentos, principalmente los psiquiátricas (la persona que haya usado fármacos de este tipo no debería tomar ayahuasca hasta varias semanas después de la última ingestión de los mismos).
El caso de la ketamina, un anestésico con propiedades psiquedélicas y disociativas si se emplea en dosificaciones pequeñas (en referencia a las usadas en quirófanos), también merece una puntualización. Si bien no es una sustancia potencialmente peligrosa a nivel de toxicidad, sí que es un compuesto que se presta, como la marihuana, a un uso repetitivo. Esto es así porqué tiene un margen de seguridad psíquica bastante alto, y no presenta el riesgo habitual de otros enteógenos a escenas de extravío, pánico, temor o desorientación (a no ser que la dosis sea excesiva).
Fuente: http://www.imaginaria.org/sesion.htm
Voy a ir subiendo un poco de informacion relativa a la experiencia y espero que sea util.
Saludos!
La muerte del ego.