18-08-2025, 12:49 PM
(Última modificación: 18-08-2025, 07:26 PM por Stitch.
Razón: Agregado de la foto al mensaje y tag
)
Mi historia con el DMT comienza a raíz de haber visto videos de Joe Rogan hablando del tema y contando sus viajes. La curiosidad me invadió y me puse manos a la obra. Intenté encontrar alguien que venda la sustancia por mi zona (CABA) y, luego de semanas preguntando a diferentes amigos/conocidos, no di con nadie, ni uno. Muchos ni sabían qué era el DMT. Por lo tanto, decidí que lo mejor era producirla yo mismo, para lo cual vi decenas de videos, leí incontables manuales y guías que explicaban el procedimiento al detalle. Cuando lo tuve todo claro, compré por MercadoLibre la raíz pulverizada de la planta Mimosa Hostilis, líquido para encendedor Zippo (bencina), soda cáustica en escamas y dispuse varios utensilios, entre ellos dos frascos y una botella de vidrio, una bandeja de vidrio, una pipeta de 25 ml (con propipeta, por supuesto).
Cabe aclarar que jamás en mi vida había hecho algo parecido, nunca había manipulado ningún tipo de químico y, además, no soy habitué consumidor de ninguna droga (salvo alcohol y marihuana en ocasiones sociales). Por esto extremé los cuidados: tenía guantes y antiparras, vinagre de alcohol siempre a la mano para neutralizar cualquier derrame accidental. Para mi sorpresa, el procedimiento me salió bien. Utilicé el método STB (Straight To Base), sobre el cual no quiero profundizar en este post ya que hay mucha info al respecto en internet.
Recuerdo aún mi alegría tras ver los primeros cristales decantados en el fondo de la bandeja de vidrio cuando abrí el freezer: lo había logrado. Sin prisa pero sin pausa, raspé la bandeja con una hoja de cúter y deposité todos los cristales en una bolsita de plástico chiquita tipo ziplock, y puse día y hora para el primer viaje.
Compré un bong pequeño, filtros (silver screens) y menta peperina, ya que había leído en el foro Nexus (el más importante sobre DMT) que era buena para darle un toque de frescor y hacer más tolerable el humo. Nunca había fumado de un bong y lo que más me preocupaba era que, por mi falta de experiencia, podía quemar la sustancia anulando por completo su efecto.
El gran día había llegado. Me senté en el sillón de mi living, rodeado de 4 buenos amigos de confianza, y me dispuse a experimentar. Hice unos ejercicios de respiración para lidiar con los nervios y repetí internamente un mantra: "Voy a dejarme llevar, no hay nada que temer, la especia es mi guía". En el receptáculo del bong coloqué un colchón de menta peperina, arriba de ésta una dosis de aproximadamente 20 mg de DMT y, arriba de éste, otro colchón de menta peperina (esta disposición es conocida como "método sándwich"). Llevé la boquilla del bong a mis labios y arrimé el encendedor al receptáculo ya cargado. Recuerdo haber inhalado la primera bocanada y no haber sentido absolutamente nada; luego la segunda y... nada. Pero, cuando di la tercera pitada, noté claramente cómo los colores a mi alrededor se hacían más brillantes, la realidad empezaba a tambalearse. Con la cuarta pitada, los efectos se acrecentaron y, con la quinta, vi cómo el living se derretía frente a mis ojos. Cerré los ojos y me dejé llevar. Habían pasado aproximadamente 4 meses desde el primer video de DMT que había visto y el hecho de saber que me encontraba a las puertas de mi primer viaje me causaba una satisfacción difícil de describir. Trataré de relatar lo más fehacientemente posible qué fue lo que vi del otro lado:
Un túnel. Iba por un túnel color miel, el cual rotaba sobre sí mismo a favor de las agujas del reloj. En las paredes del túnel, ventanales rectangulares de un color miel más pálido. Al final del túnel, un portal violeta me aguardaba. La forma del portal era como esas puertas hindúes que tienen una terminación en arco en la parte de arriba. No podía verme las manos, ni los pies, ni el cuerpo: simplemente iba flotando por el túnel hacia adelante, pero no parecía acercarme al portal. Hice un esfuerzo mental por acelerar, ir más rápido; quería cruzar el portal y conocer los secretos que me aguardaban del otro lado. Pero, ni bien traté de acelerar, se me presentó una sonrisa burlona en medio del túnel, como si el guardián del túnel se estuviera riendo de mí. No vi un cuerpo ni una cara, fue simplemente una sonrisa en tono burlesco (como si fuera la sonrisa de un bufón/joker/jester, pero sin mostrar los dientes). Al ver eso, el miedo me invadió y el túnel cambió bruscamente del color miel cálido y agradable que mencioné anteriormente a un color blanco pálido, frío; literalmente, estaba viendo mi miedo. Recordé que "no hay nada que temer" y la sonrisa se esfumó tan lentamente como había aparecido. El túnel volvió a su tono miel y comprendí que no iba a poder cruzar el portal: simplemente no estaba listo, no importaba cuánto tratara de acelerar o luchar. Lentamente, sentí que mi velocidad de desplazamiento por el túnel iba disminuyendo y el portal violeta se alejaba cada vez más hasta que lo perdí de vista. Entonces abrí los ojos. Los colores aún se veían brillantes, las luces rebotaban de formas que nunca me había detenido a mirar y que me parecían hermosas. Notaba cada detalle, cada textura en los muebles y paredes de mi casa. De a poco los efectos fueron desapareciendo y volví a la completa normalidad, extasiado por haber satisfecho mi curiosidad y haber podido experimentar eso sobre lo que tanto había leído, de primera mano. El tiempo total que estuve con los ojos cerrados fue de aproximadamente 5 minutos y los efectos terminaron de irse tras unos 20 minutos más.
Luego de esta oportunidad realicé otras 2 sesiones (viajes) más, de las cuales escribiré en otro post. Espero que mi experiencia sirva de ayuda. Desde luego, estoy abierto a responder cualquier duda o consulta que surja desde mi humilde conocimiento.
Gracias por haber leído hasta acá!
Cabe aclarar que jamás en mi vida había hecho algo parecido, nunca había manipulado ningún tipo de químico y, además, no soy habitué consumidor de ninguna droga (salvo alcohol y marihuana en ocasiones sociales). Por esto extremé los cuidados: tenía guantes y antiparras, vinagre de alcohol siempre a la mano para neutralizar cualquier derrame accidental. Para mi sorpresa, el procedimiento me salió bien. Utilicé el método STB (Straight To Base), sobre el cual no quiero profundizar en este post ya que hay mucha info al respecto en internet.
Recuerdo aún mi alegría tras ver los primeros cristales decantados en el fondo de la bandeja de vidrio cuando abrí el freezer: lo había logrado. Sin prisa pero sin pausa, raspé la bandeja con una hoja de cúter y deposité todos los cristales en una bolsita de plástico chiquita tipo ziplock, y puse día y hora para el primer viaje.
Compré un bong pequeño, filtros (silver screens) y menta peperina, ya que había leído en el foro Nexus (el más importante sobre DMT) que era buena para darle un toque de frescor y hacer más tolerable el humo. Nunca había fumado de un bong y lo que más me preocupaba era que, por mi falta de experiencia, podía quemar la sustancia anulando por completo su efecto.
El gran día había llegado. Me senté en el sillón de mi living, rodeado de 4 buenos amigos de confianza, y me dispuse a experimentar. Hice unos ejercicios de respiración para lidiar con los nervios y repetí internamente un mantra: "Voy a dejarme llevar, no hay nada que temer, la especia es mi guía". En el receptáculo del bong coloqué un colchón de menta peperina, arriba de ésta una dosis de aproximadamente 20 mg de DMT y, arriba de éste, otro colchón de menta peperina (esta disposición es conocida como "método sándwich"). Llevé la boquilla del bong a mis labios y arrimé el encendedor al receptáculo ya cargado. Recuerdo haber inhalado la primera bocanada y no haber sentido absolutamente nada; luego la segunda y... nada. Pero, cuando di la tercera pitada, noté claramente cómo los colores a mi alrededor se hacían más brillantes, la realidad empezaba a tambalearse. Con la cuarta pitada, los efectos se acrecentaron y, con la quinta, vi cómo el living se derretía frente a mis ojos. Cerré los ojos y me dejé llevar. Habían pasado aproximadamente 4 meses desde el primer video de DMT que había visto y el hecho de saber que me encontraba a las puertas de mi primer viaje me causaba una satisfacción difícil de describir. Trataré de relatar lo más fehacientemente posible qué fue lo que vi del otro lado:
Un túnel. Iba por un túnel color miel, el cual rotaba sobre sí mismo a favor de las agujas del reloj. En las paredes del túnel, ventanales rectangulares de un color miel más pálido. Al final del túnel, un portal violeta me aguardaba. La forma del portal era como esas puertas hindúes que tienen una terminación en arco en la parte de arriba. No podía verme las manos, ni los pies, ni el cuerpo: simplemente iba flotando por el túnel hacia adelante, pero no parecía acercarme al portal. Hice un esfuerzo mental por acelerar, ir más rápido; quería cruzar el portal y conocer los secretos que me aguardaban del otro lado. Pero, ni bien traté de acelerar, se me presentó una sonrisa burlona en medio del túnel, como si el guardián del túnel se estuviera riendo de mí. No vi un cuerpo ni una cara, fue simplemente una sonrisa en tono burlesco (como si fuera la sonrisa de un bufón/joker/jester, pero sin mostrar los dientes). Al ver eso, el miedo me invadió y el túnel cambió bruscamente del color miel cálido y agradable que mencioné anteriormente a un color blanco pálido, frío; literalmente, estaba viendo mi miedo. Recordé que "no hay nada que temer" y la sonrisa se esfumó tan lentamente como había aparecido. El túnel volvió a su tono miel y comprendí que no iba a poder cruzar el portal: simplemente no estaba listo, no importaba cuánto tratara de acelerar o luchar. Lentamente, sentí que mi velocidad de desplazamiento por el túnel iba disminuyendo y el portal violeta se alejaba cada vez más hasta que lo perdí de vista. Entonces abrí los ojos. Los colores aún se veían brillantes, las luces rebotaban de formas que nunca me había detenido a mirar y que me parecían hermosas. Notaba cada detalle, cada textura en los muebles y paredes de mi casa. De a poco los efectos fueron desapareciendo y volví a la completa normalidad, extasiado por haber satisfecho mi curiosidad y haber podido experimentar eso sobre lo que tanto había leído, de primera mano. El tiempo total que estuve con los ojos cerrados fue de aproximadamente 5 minutos y los efectos terminaron de irse tras unos 20 minutos más.
Luego de esta oportunidad realicé otras 2 sesiones (viajes) más, de las cuales escribiré en otro post. Espero que mi experiencia sirva de ayuda. Desde luego, estoy abierto a responder cualquier duda o consulta que surja desde mi humilde conocimiento.
Gracias por haber leído hasta acá!


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