11-04-2019, 11:00 PM
Es mejor que lo que sentís cuando sabes que la mina que estas mirando en el boliche se va con vos. La tenes en el bolsillo. Literalmente. Sabes que se va con vos y todo el trayecto hasta tu casa es lo que mas adrenalina te da. Te gusta mucho mas esa adrenalina que el primer beso. Justamente porque sabes como es ese primer beso. Te manejas con tranquilidad, la ansiedad que se creo desde el momento en que te llegó el mensaje avisándote que la pases a buscar ya pasó, y disfrutas la previa de desatarle el nudo y desenvolver el vestido blanco. Lo abrís y ya se te hace agua la boca. Ella te mira también, ansiosa de que le des una probada. Con delicadeza haces el primer contacto con ella. Como siempre es el mejor. Sin embargo los primeros minutos tienen un tinte de incertidumbre y acostumbramiento. Ya sintiéndola con toda la boca las primeras sensaciones agradables aparecen. “Que lindo volver a verte” pienso mientras la empiezo a sentir a ella conectándose conmigo. Con cada beso que le doy la excitación y bienestar se acrecientan hasta llegar a un clímax que con ella puede durar un buen tiempo. Me encanta darle besos, a veces chiquitos, y a veces grandes para de verdad sentirla. Con ella escucho mi música preferida, escribo, hacemos cosas de la casa juntos y charlo, mucho. De a poco las sensaciones agradables tienen menos fuerza de beso a beso. Estoy consumiendo a la mujer de vestido blanco y ella a mí. A medida que veo que cada vez me quedan menos oportunidades de besarla, empieza a crecer una ansiedad por el hecho de saber que eventualmente no la voy a poder besar más. Cuando llega el momento del último beso, me aseguro de que lo voy a disfrutar. No se si el próximo vestido blanco lo voy a ver en un rato o en días. Eso depende mucho más de mí que de ella. Finalmente la mujer de blanco se va, junto con sus sensaciones, dejándome un vacío que no puedo llenar si es no es con la mujer de blanco. Pienso en volverla a ver, o en porqué la vi, que no quiero verla mas, pero quizás una vez más si. Quiero pensar en otras cosas también, descansar o dormir, pero ella aparece para evitarlo. Las horas pasan lentas, aburridas pero intensas. Siento cada momento. Muy de a poco puedo empezar a concentrarme en otras cosas, como sentirme algo cansado. No quiero verla nunca más. La quiero ver una vez más. La quiero ver siempre.